NO CORRESPONDIDO
Lágrimas caídas, vistas, cogidas, por un marinero sin un pesquero. Cada mañana se acerca y sutil la contempla. Dama herida en la orilla. Presto día se acercó y por la espalda la sorprendió. Un pañuelo le entregó y un "no llores, ya pasó". Él se alejó. La mirada cansada lo siguió. Marinero, marinero, al alba él espera el vuelo, de la falda de su dama. Ya no viene. No se extraña. Ella no volvió y él lo entendió, era pues el motivo de su llanto. Él un simple marinero, ella de cuna en el cielo.